Soñar con contemplar a Cristo, el niño pequeño, adorado por los reyes magos, denota muchos días tranquilos, llenos de riqueza y conocimiento, abundantes en alegría, y contentos.
Si en el jardín del Getsemaní, la adversidad dolorosa llenará su alma, se sentirán grandes anhelos de cambio y objetos de amor ausentes.
Verlo en el templo azotando a los comerciantes, denota que los enemigos malvados serán derrotados y los esfuerzos honestos prevalecerán.